La niña en el espejo

La niña se miraba en el bello espejo con marco garigoleado, brillante como el oro; trataba de descubrir lo que le decía el espejo, miraba insistente buscando algo sin saber qué.

Primero vinieron a ella imágenes tan alegres y felices, jugando, sonriendo, bailando, después apareció su madre, mirándola fijamente, penetrando su alma con la mirada, callando su boca con los ojos llenos de juicio, de pronto la niña se miró sin risa, sin juego y sin baile, sin expresión. Sin quererlo se convirtió en su madre.

Busco en el espejo otro reflejo, alguno que le devolviera el amor, alguno que regresara su sonrisa, pero ninguno la llenó, ninguno jugó, bailó o sonrió, sufría por no encontrar lo que buscaba sin saber que en realidad no sabía lo que necesitaba, igual que su madre, nada le respondía, no había cariño, sólo juicio y una tierra infértil, se secaba cada vez, llorando por dentro y seca por fuera, como una piedra que el mar deslava con cada ola.

Cuando creyó ser libre, se dio cuenta que en realidad seguía atada a la crítica, pero ahora podía verlo, el espejo le revelaba como se veía, de repente el camino en el espejo se alumbró, piezas de madera se iluminaban, decidió seguir el camino, estirando las cuerdas que a veces dolían, segura que en algún punto se reventarían.

En el trayecto se encontró otro niño, le parecía familiar, tan familiar como el espejo mismo, lo miró y se descubrió en sus ojos, se vio en ellos, por primera vez en mucho tiempo se descubrió sonriendo.

Él niño tenía sus propias cuerdas y ella intentaba soltarlo pero él no quería ayuda, él intentaba abrazar a la niña pero la niña no sabía cómo, los dos eran unos niños heridos en el interior, que se miraban el uno al otro, reflejándose sin espejos.

La niña pudo verse de nuevo, sin filtros y decidió caminar sobre el sendero, deshaciéndose poco a poco de las cuerdas, en ocasiones podía sentir sobre su hombro a su madre, juzgando sus acciones, fue cuando pudo observarse realmente, era mujer, que cuidaba la niña en su interior, el nuevo desafío sería integrar a la niña en este nuevo cuerpo, en este nuevo camino, con nuevas personas.

El espejo siempre fueron sus ojos reflejados en los otros, la mujer-niña pudo decidir quién podía reflejar su sonrisa y volver a jugar, bailar y ahora tocar sin prejuicios.

Autor: FDMCG / Abril 2023

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